martes, 27 de octubre de 2009

El niño santo del Men


2 comentarios:

Alvaro dijo...

Yo tambien le rezo al chico...

Gustavo dijo...

Desde el punto de vista de la muerte, decía Walter Benjamin, la finalidad de la vida es la producción de cadáveres. Pero el cuerpo es también la cárcel del alma. Y la muerte su liberación espiritual. De allí la alegría melancólica en los velorios populares de quienes fallecen sin haber alcanzado la edad del pecado: el dolor de tan temprana pérdida se mitiga con la dicha por el seguro ascenso celestial del alma impoluta del infante.